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Ubicada en el sur del estado de Nuevo León, la ciudad de Linares es famosa por sus naranjas y sus glorias, esos dulces de leche quemada que se venden en cualquier aeropuerto del país.
Envueltas en su típico papel celofán de color rojo, casi todos reconocemos lo que ese envoltorio esconden las Glorias, se encuentran en todas partes de la República, sobre todo en aeropuertos y estaciones, sin embargo, poco se conoce sobre su origen, salvo que nacieron en Linares, Nuevo León.
Cajetas, marquetas y otros productos lácteos son comunes en diversas regiones de México, pero fue en Linares donde surgieron las glorias; muchas otras poblaciones han tratado de imitarlas, pero no con el mismo éxito. Según cuenta la historia, Natalia medina Núñez y Melesio Pérez, dos vecinos de esa ciudad, empezaron en 1932 un pequeño negocio de marquetas, ella las preparaba y él las vendía en la plaza o de casa en casa a clientes regulares. Con el paso del tiempo ambos decidieron disolver su “sociedad”, para abrir sus propios negocios. Don Melesio instaló la marquetería Pérez y doña Natalia La Salamanca. Doña Natalia entonces pensó en un producto nuevo y diferente, que fuera una alternativa más económica y pequeña que la marqueta; así surgieron las glorias. El procedimiento era el mismo, pero el resultado fue distinto, y más accesible para el consumidor.
Las glorias son dulces elaborados a base de leche quemada, idea de Doña Natalia Medina Núñez, habitante de Linares, que se dedicaba a la producción de marquetas junto con su esposo en la década de los 30. El nombre de este dulce es incierto. Se dice que los propios consumidores del lugar lo nombraron así porque cuando los probaban “se sentían en la gloria”, otra versión indica que al registrar el nombre de su producto, Doña Natalia pensó en su nieta Gloria.
En Linares se reunieron los alimentos nativos y las costumbres culinarias de los sefarditas que llegaron a colonizar trayendo consigo la gastronomía del Medio Oriente, a ésta se agrega la cocina de los franciscanos españoles de las misiones y la de los franceses. Aquí se elaboran sabrosos dulces y postres con leche de cabra y otros con leche de vaca, utilizando nueces, piñones, cacahuates, almendras, pepitas y cacao; huevos, harina de trigo o maíz, mieles de piloncillo, de abeja, azúcar o aguamiel; coco, canela, frutas frescas o secas; cactus o semillas.
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