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“Es la época más maravillosa del año” dicen los villancicos, “es tiempo de dar y recibir”. Es tiempo de ver a familiares lejanos, de momentos felices frente a un pavo relleno, de intercambios y de tráfico desmedido en zonas comerciales.
Una bonita tradición navideña. Casi obligado entre tu círculo cercano de familiares y amigos. Se agradece por qué siempre es bueno recibir algo que te haga sonreír, porque Santa -aunque sabe si te portaste bien o mal- siempre te traerá algo, porque siempre puedes mancharte en la lista del intercambio pasándote “ligeramente” del prespuesto asignado, los regalos originales son los mejores detalles.
Una muestra física de afecto que se da al abrir los brazos, acercarte al cuerpo de la persona querida y darle unas cuantas palmadas en la espalda en el caso más informal. Ya cuando hay cariño se estrecha con más pasión a la persona en cuestión y las palmaditas sobran. Pero ¿Por qué en Diciembre? Fácil, quizá por la distancia, muchas familias están separadas y esta es la época perfecta para disfrutar del amor.
Cuando por fin desconectas el despertador. Cambias la hora en la que suena regularmente y le das un merecido descanso al verdugo de tus sueños. Qué levante la mano el que quiera despertarse temprano.
Muchos de ustedes ya lo recibieron o ya hasta se lo terminaron, es la compensación por meses y meses de trabajo otorgada por tu empresa (por ley) a final del año. Es decir, lana extra para gastar en esta época.
Una vez al año consentimos a nuestro paladar con platillos exquisitos que solo podemos disfrutar en estas épocas. El delicioso pavos rellenos, los romeritos, el bacalao, la ensalada de manzana, el ponche y hasta la sidra, son algunos de los alimentos sagrados de este maravilloso mes. Y lo mejor de todo es que sí, podemos consentirnos aún más, con el recalentado.